Es probable que muchos de vosotros estéis pensándolo u os encontréis en el inicio del grado y no terminéis de asimilar lo que realmente significa ser estudiante de una «carrera» como esta. Pues bien, comenzaremos facilitando las definiciones, que nos ofrece el DRAE, de sendas (vocablo cuyo uso y significado merecería otro post) disciplinas: la Traducción y, por otra lado, la Interpretación.
La primera acepción que nos muestra el DRAE del verbo traducir es «1, tr. Expresar en una lengua lo que está escrito o se ha expresado antes en otra», mientras que la segunda acepción del verbo interpretar lo define como «2. tr. Traducir de una lengua a otra, sobre todo cuando se hace oralmente».
Apuesto a que no mucha gente ha buscado el significado de estos vocablos, ¿para qué, si se sobreentiende, no? En todo caso, se buscaría interpretar. Pero, como podrás descubrir pronto, estas definiciones que nos ofrecen son, aunque no inexactas, banales y muy incompletas. El concepto que el ciudadano de a pie tiene de la traducción es muy banal, genérico e inexacto. Para la mayoría del mundo ajeno al mundo de la traducción, el traductor únicamente se dedica a traducir, tal y como muestra la Academia, el texto, lo lingüístico. Incluso existe la creencia, tan palpable como extendida, de que cualquier persona con conocimientos avanzados de una segunda lengua es capaz de traducir a su propia lengua o, incluso, a esa segunda lengua. Lo primero que se me viene a la mente con esas suposiciones es... ¿Estamos locos o qué? Pensad, ¿existiría entonces el grado de Traducción e Interpretación como tal? ¿Tiene algún sentido estudiar algo que, a fin de cuentas, cualquiera con un título avanzado de alguna institución como Cambridge, puede hacer? Desde ya, os desmiento que tal cosa no es así.
La labor del traductor, o intérprete, es mucho más que traducir un simple texto. Como tantas y tantas veces se nos ha repetido durante la carrera, el traductor es un «mediador cultural». Sin embargo, la definición más bonita que he escuchado de la profesión del traductor es aquella que lo define como «el humanista del siglo XXI».
Sin más preámbulos/rollazo, paso a mostraros los 10 mandamientos que debería seguir todo alumno de Traducción e Interpretación:
Publicado por Antonio Díaz, Blog "Pasión por la expresión"
http://transbloga.blogspot.com.es/2015/05/los-10-mandamientos-del-estudiante-de.html
La primera acepción que nos muestra el DRAE del verbo traducir es «1, tr. Expresar en una lengua lo que está escrito o se ha expresado antes en otra», mientras que la segunda acepción del verbo interpretar lo define como «2. tr. Traducir de una lengua a otra, sobre todo cuando se hace oralmente».
Apuesto a que no mucha gente ha buscado el significado de estos vocablos, ¿para qué, si se sobreentiende, no? En todo caso, se buscaría interpretar. Pero, como podrás descubrir pronto, estas definiciones que nos ofrecen son, aunque no inexactas, banales y muy incompletas. El concepto que el ciudadano de a pie tiene de la traducción es muy banal, genérico e inexacto. Para la mayoría del mundo ajeno al mundo de la traducción, el traductor únicamente se dedica a traducir, tal y como muestra la Academia, el texto, lo lingüístico. Incluso existe la creencia, tan palpable como extendida, de que cualquier persona con conocimientos avanzados de una segunda lengua es capaz de traducir a su propia lengua o, incluso, a esa segunda lengua. Lo primero que se me viene a la mente con esas suposiciones es... ¿Estamos locos o qué? Pensad, ¿existiría entonces el grado de Traducción e Interpretación como tal? ¿Tiene algún sentido estudiar algo que, a fin de cuentas, cualquiera con un título avanzado de alguna institución como Cambridge, puede hacer? Desde ya, os desmiento que tal cosa no es así.
La labor del traductor, o intérprete, es mucho más que traducir un simple texto. Como tantas y tantas veces se nos ha repetido durante la carrera, el traductor es un «mediador cultural». Sin embargo, la definición más bonita que he escuchado de la profesión del traductor es aquella que lo define como «el humanista del siglo XXI».
Sin más preámbulos/rollazo, paso a mostraros los 10 mandamientos que debería seguir todo alumno de Traducción e Interpretación:
- Amarás las lenguas sobre todas las cosas. Es un requisito básico para un estudiante de esta carrera. Si no se te dan bien los idiomas, o bien no te gustan, no te decidas por Traducción: pura lógica.
- No tomarás a tu profesores en vano. Aunque, probablemente, este punto pueda aplicarse a todas las carreras, en una tan práctica como esta, tienes que tener en cuenta que la persona que sabe traducir no eres tú, sino tus profesores (por mucho que te empeñes en que tu opción «se entiende perfectamente»).
- Santificarás la lectura. Si leer está entre tus hobbies favoritos, es muy probable que este sea tu sitio. Y esto no solo se aplicará a la carrera en sí, sino a la hora de trabajar profesionalmente. Recuerda, trabajarás, en un tanto por ciento muy elevado, expresándote en tu propia lengua, así que... ¿Qué mejor manera de aprender a usarla que leyendo?
- Honrarás al DRAE como a tu madre. Sí, así de claro. Te llevarás una sorpresa cuando veas que, de repente, no sabes escribir (aunque duela). Pero te encantará hacerle una visita a la Academia y ver qué nueva palabra aprendes o descubrir la curiosa acepción de una palabra que creías conocer.
- No te conformarás (con lo dado en clase). Lo que aprendas en las clases no será suficiente, ni de lejos. Es aquí donde entra tu inquietud y tus ganas por seguir aprendiendo. Como es lógico, 2 años no bastan para aprender una, dos o tres lenguas «como si de tu primera lengua se tratase», así que haz todo lo posible por aprenderlas por tu cuenta.
- No cometerás traducciones impuras. Te darás cuenta, en tus primeras traducciones, de que es muy fácil «traducir literalmente» o hacerla de prisa y corriendo para salir del paso. Depende de ti el formarte correctamente como traductor. Agradece el tener tantas asignaturas en las que vas a hacer lo mismo que harás cuando estés trabajando. Tómatelo como una oportunidad para adquirir experiencia (aunque cueste).
- Viajarás. Es un punto importantísimo si quieres dedicarte a la traducción. Viaja, dentro de tus posibilidades, todo lo que puedas y más. Como puedes imaginarte, por mucho que sepas, no terminarás de conocer una lengua hasta que estés inmerso en ella. Aparta los miedos y considéralo, además de como ocio, como una inversión de futuro.
- No le harás asco ni a la informática ni al buscar. Te pasarás horas y horas delante del ordenador, así que aprende a llevarte bien con él y a sacarle el máximo partido. Será tu principal herramienta de trabajo. Del mismo modo, deberás aprender a «buscar» mejor que nadie, y con ello me refiero a documentarte. Pasarás la mayor parte del tiempo informándote sobre el tema de tus traducciones; recuerda que puede tocarte traducir cualquier tipo de texto y, por muy bien que traduzcamos, no nos queda otra que documentarnos sobre el tema antes de ponernos manos a la obra.
- No pecarás de sabiondo. Debe ser así. Como bien dicen: «el traductor sabe de todo pero no sabe de nada». Y si eso le sucede a un traductor profesional, imagináos a estudiantes como nosotros. Ya se sabe lo impredecibles que pueden ser los idiomas, así como la labor del traductor. Dedícate a escuchar y ansía aprender, solo así llegarás a ser el mejor.
- (¿No?) codiciarás los bienes ajenos. ¿Y por qué no? En el buen sentido, claro. Ponte metas, intenta llegar donde ha llegado alguien a quien admiras, trabaja para ser tan bueno como esa persona.
Publicado por Antonio Díaz, Blog "Pasión por la expresión"
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